¡Estamos de viaje! Llevamos unas semanas recorriendo Europa, inspirándonos y conociendo referencias icónicas del diseño y la arquitectura, por lo que no podíamos dejar de contarte sobre esta: ¡Una joya arquitectónica resurge en el norte de Francia! La Villa Cavrois, diseñada por el renombrado Robert Mallet-Stevens entre 1929 y 1932, que cautiva a los amantes del Movimiento Moderno.

La historia detrás de esta obra maestra es tan fascinante como su diseño. Paul Cavrois, un prominente industrial francés, y su esposa Lucie Vanoutryve, decidieron embarcarse en la construcción de esta villa después de un encuentro fortuito con el genio arquitectónico de Mallet-Stevens en París en 1925. Inspirados por el Estilo Internacional y el movimiento holandés De Stijl, dieron vida a una residencia que fusiona lo vanguardista con la elegancia de una casa de campo tradicional francesa.

La Villa Cavrois es un monumento al racionalismo y la simplicidad. Mallet-Stevens, con el respaldo de la confianza de sus clientes, empleó las últimas tecnologías y materiales nobles para crear un espacio donde la luz natural y la funcionalidad se entrelazan en perfecta armonía. Desde su fachada de ladrillo amarillo geométricamente impecable hasta sus interiores meticulosamente diseñados, la villa es un testimonio del verdadero lujo según el arquitecto: luminoso, abierto y desprovisto de lo superfluo.

A lo largo de los años, la villa ha sido testigo de dramas y renacimientos. Sirvió como cuartel general nazi durante la Segunda Guerra Mundial, antes de ser recuperada por los Cavrois, quienes la habitaron hasta finales de los años 80. Después de años de abandono, fue restaurada meticulosamente por el Centre des monuments nationaux, devolviéndola a su esplendor original para el disfrute del público.

Hoy, la Villa Cavrois emerge como un escenario vivo donde la historia y la arquitectura convergen, invitando a todos a maravillarse con su belleza y su legado perdurable. Es un drama digno de Shakespeare, pero con un toque distintivamente francés.